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Halos

Por Jualián Daniel Martínez Cores

Esta obsesión por capturar halos empezó el día en que fotografié uno por casualidad, ya que hasta entonces, desconocía su existencia. 

Al ver la instantánea, me pregunté qué era ese círculo coloreado que brillaba en el cielo alrededor del sol.

Estos fenómenos atmosféricos suelen pasar bastante desapercibidos y generalmente sabemos poco de ellos.

Son efectos ópticos provocados, principalmente, cuando la luz del sol o la luna se refleja y se refracta en los diminutos cristales de hielo de los cirros y cirrostratos, donde la luz se dispersa proporcionando unos colores como si de un pálido arco iris se tratase.

Normalmente tienen forma de anillo, aunque en ocasiones también se presentan como arcos, pilares de luz, o manchas luminosas y coloridas.

Aparecen más frecuentemente que el arco iris. Si las condiciones son favorables, podemos llegar a verlos de promedio una o dos veces por semana.

Se producen en todo el mundo y en cualquier época del año. Su duración es variable: pueden ser visibles durante unos pocos minutos, o bien permanecer en el cielo durante varias horas.

Casi siempre se originan alrededor del sol, lo que provoca que su intensidad lumínica sea muy alta. Resulta difícil y peligroso para los ojos observarlos a simple vista, y por ello, debemos utilizar gafas de sol para poder contemplarlos de forma segura. 

Para buscarlos, miraremos al cielo siempre que tenga aspecto brumoso o esté cubierto de nubes cirro. Incluso cuando parece estar bastante despejado, puede estar formándose una fina capa de cirrostratos.

Aunque es bastante habitual que las nubes altas puedan estar al borde de un frente cálido, muchos cirros y cirrostratos no están asociados a sistemas frontales. Así, ver un halo, no es indicio de que se vayan a producir precipitaciones. 

Debido a su efímera aparición, fugacidad y a la dificultad de su predicción, he seleccionado esta serie fotografías realizadas en mi entorno más inmediato, en la localidad de Cambados, Galicia.

Foto 1- Al otro lado del puente
Cambados, 02-08-2020.
Los halos se forman a una altitud de entre 5 y 10 km, en donde la temperatura es tan fría, que las nubes están compuestas por pequeñas partículas de hielo. Es en estos cristales, con un tamaño entre 0,1 y 1mm, en donde los rayos de luz se reflejan y se refractan, produciendo tal efecto óptico. Esta toma fue realizada en una mañana en la que un sutil halo aparecía en el cielo. Entonces, aproveché la posición del sol, y encuadré el puente de madera en primer plano para que nos dirija la mirada.



Foto 2- Halo matutino
Cambados, 03-05-2020.
Estaba amaneciendo y la luz del sol aún no era muy intensa, pero suficiente para que su luz atravesase la fina capa de nubes altas. Esas nubes filamentosas que vemos en la fotografía, están formadas por millones de diminutos prismas hexagonales de hielo que descomponen la luz en colores. Estos cristales se orientan aleatoriamente con todas las inclinaciones posibles, pero, los que forman el halo circular, son tan solo los que están con orientaciones favorables para brillar hacia nuestros ojos.



Foto 3- Autorretrato
Cambados, 17-01-2020.
La presencia de una figura humana en la imagen puede servir como referencia para hacernos una idea del tamaño de los halos en el cielo, que es aproximadamente unos 44º de diámetro angular. Es decir, bastante grande. Para tomar esta fotografía, coloqué la cámara en un trípode y puse el temporizador. Por suerte, me dio tiempo a realizar la captura antes de que esas nubes bajas y grises que empezaban a cubrir el cielo, descargasen una buena lluvia.



Foto 4- Reflejo
Cambados, 17-01-2020.
Los halos son difíciles de predecir, aunque podemos intuir cuando es posible que se forme alguno. Lo hacemos basándonos en los pronósticos que diferencian entre nubes altas, medias y bajas. Es probable ver un halo cuando hay cierta cantidad de nubes altas, con poco o ningún porcentaje de medias y bajas. Además, podemos estudiar la evolución y el rumbo de esas masas de nubes a través de imágenes de satélite. Eso sí, debemos tener en cuenta que no siempre todas las nubes altas forman halos.



Foto 5- Parhelio y pareja
Cambados, 12-09-2020.
Los parhelios pueden presentarse como puntos muy brillantes de luz, o con aspecto de manchas coloridas. Es más probable verlos cuando el sol está cerca del horizonte. Cada parhelio se sitúa a 22º de radio angular a ambos lados del sol, es decir, estarían formando parte de un halo circular. Al igual que éste, el color rojo queda hacia el sol y los tonos azulados hacia el lado contrario. Hay que considerar que, con bastante frecuencia, tan solo podemos ver en el cielo uno de los dos parhelios.



Foto 6- Halo otoñal
Cambados, 26-10-2020.
Aunque los halos a últimas o primeras horas del día no son tan intensos y definidos como los que se forman cuando el sol va más alto, resultan muy interesantes por el color y la luz tan especial con la que inundan el paisaje. Poco antes de la puesta de sol se pudo contemplar este halo desde una zona de viñedos localizada en Cambados, Galicia. Estas plantaciones de colores cálidos contrastan con el frío azul del cielo, además de formar unas líneas que nos guían la mirada hacia el halo circular.



Foto 7- Halo lunar
Cambados, 10-03-2020.
Los halos también se forman con la luz de la luna, aunque son más difíciles de ver porque su luz es más tenue. Cuanto más llena, mas intenso será. Los tonos cálidos del halo son muy delicados y apenas perceptibles a simple vista, debido principalmente, a que en la oscuridad el ojo humano no distingue bien los colores. Por lo tanto, los veremos blanquecinos y grisáceos. Como podemos observar, la capa de cirrostratos que forma los halos es tan fina, que las estrellas son visibles a través de ella.



Foto 8- Arco circuncenital y halo circular
Cambados, 15-12-2019.
El arco circuncenital es muy poco conocido a pesar de que aparece casi tan frecuentemente como el arco iris. Posiblemente, la razón sea el hecho de que, como su propio nombre indica, hay que mirar verticalmente hacia arriba para verlo. Se producen cuando el sol está relativamente bajo, con una inclinación entre 15º y 30º aproximadamente. Es más probable verlos cuando hay parhelios en el cielo, aunque siempre hay excepciones, como en el caso de esta captura.



Foto 9- Pilar solar
Los pilares también forman parte de la familia de los halos por el hecho de estar formados por cristales de hielo. En éstos, la luz no se descompone en colores ni se desvía al atravesarlos, por eso se forman en línea con el sol y adoptan los tonos propios de las nubes. Los vemos durante los amaneceres y atardeceres. Se alargan y brillan más tras la puesta de sol, y podemos seguirlos imaginándonos el movimiento de éste bajo el horizonte hasta 60 minutos después de que se ponga.



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